Los sabores perdidos de Madrid – PARTE II

Arquitectura y gastronomía desaparecidas de nuestras calles

Tras la buena acogida de la primera parte de Los sabores perdidos de Madrid, donde hablé sobre el Mercado de la Cebada, el Bar Automático y el Café Iris, os traigo las segunda parte.

Interior del Café Molinero

Fábrica de café Monky

Uno de los edificios más desconocidos, pero cuyo sabor estuvo en prácticamente todas las casas de España, fue la fábrica de café soluble Monky de la compañía Cogesol (Compañía General de Solubles). El edificio de 1960 es quizás la mejor obra de Alas y Casariego, quienes también participaron en el diseño de la Torre Windsor.

Inspirado en las cajas de cristal que despuntaban en EEUU, Cogesol se atrevió a mostrar el interior de su fábrica, situada en el margen izquierdo de la Carretera de Barcelona en su entrada en Madrid, desde Barajas. De este modo comunicaban su vanguardia tecnológica a todos quienes pasaban por la carretera hacia la ciudad.

Monky competía con Nestlé y transmitía una imagen desenfadada, con Carmen Maura como imagen, llegando a ser exportador de café a Reino Unido.

Esquema de volúmenes del edificio

Desgraciadamente, este magnífico ejemplo de arquitectura moderna industrial fue demolido en 1991. Por suerte, Madrid ha preservado muchas otras fábricas de productos alimentarios. El ejemplo más reciente es la Fábrica Clesa, de Alejandro de la Sota, para la que el Ayuntamiento ha aprobado un plan especial.

Café Molinero

Fachada del Edificio Grassy

El conocido como “Edificio Grassy”, Gran Vía número 1, tuvo como primer morador al Café Molinero y no fue hasta los 50 cuando la marca de lujo se trasladaría allí. Diseñado por Eladio Laredo el edificio se terminó en 1917 como lugar residencial para D. Luis Ocharán Mazas. El proyecto, que hoy se mantiene bastante más simplificado que en el diseño original, sirve aún de puerta al eclecticismo ornamentado del siglo XX madrileño.

El Café Molinero, que con el tiempo sería, Sicilia-Molinero, ocupaba en un principio las plantas baja y primera y era de gusto refinado pero moderno, lo que le hacía muy atractivo. Era destacable su rotonda, con vistas a Alcalá y cuyo esquinazo es inconfundible. Con el paso de las décadas, evolucionó de refinado salón de té, a lugar de celebraciones. Hasta que ya entrados los 90, cerró sus puertas, cuando se convertiría en el restaurante de espectáculos Gula-Gula.

Y lo tengo que decir, para mi es especial, ¡porque trabajé allí!. Durante mis años de carrera pateé muchas veces subido en bastantes centímetros el suelo del que fuese Café Molinero, entre la purpurina y focos del Gula-Gula. No era consciente de la suerte que tenía, pero tampoco de lo efímero de nuestro patrimonio, así como de los focos.

Pero los círculos, tienden a cerrarse y hoy, el espacio diseñado por el cántabro Eladio Ladero, lo ocupa La Primera, un restaurante del cántabro Paco Quirós, que ha recuperado ese esmero que sin duda el Café Molinero puso. Un bonito broche a un bonito espacio.

Compañía Madrileña de Panificación

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, en Madrid prosperan los grandes hornos para pan. La mayoría, creados por cooperativas de pequeños panaderos, que buscaban ser más competitivos en una capital más industrializada y creciente.

En este entorno, concretamente en 1899, se inaugura la fábrica de la Compañía Madrileña de Panificación, situada en Príncipe de Vergara 36. El arquitecto fue Manuel Medrano, miembro del partido liberal y concejal del Ayuntamiento de Madrid, pese a ser originario de Guadalajara. Se trataba de un monumental edificio de ladrillo del que se conserva muy poca información, pero que fue el mayor de su sector en toda la ciudad.

Documento de Inspección. Año 1914

Gracias a un documento de inspección del Ayuntamiento de 1914 vemos que en Madrid se producían especialmente tres tipos de panes: Candeal, Francés y Viena. Aunque tampoco disponemos de mucha información en concreto de esta empresa ya que según dice el documento, no fue muy colaborativa con la inspección. “Excluida de la investigación la fábrica de la Compañía Madrileña de Panificación, que no solamente no se avino a ella, sino que se negó a aceptar la que se le propusiera”. Comisión investigadora del precio del pan, Ayuntamiento de Madrid, 1914.

Las últimas noticias de la fábrica que he encontrado se remontan a una huelga de panaderos en el 1919 y unos anuncios en prensa en el año 22. Sin embargo, en 1923 se municipalizaron los servicios de fabricación de Pan, así que este debió ser el fin de la fábrica. El actual edificio de viviendas de Príncipe de Vergara 36, data del año 1929.

Como curiosidad, Medrano también fue autor del actual edificio del Colegio de Aparejadores de Madrid, que en su momento fue un edificio de viviendas y que albergó el primer Viena Capellanes, conocido por ser el primer lugar de España en fabricar el pan de Viena y por albergar la Sociedad Vegetariana de Madrid.

Colegio de Aparejadores de Madrid

Pese a tratarse de un pequeño repaso, los sabores perdidos de Madrid no se detienen ahí. Hemos perdido grandes espacios como el hotel Florida, el restaurante Jockey, reconvertido en Saddle, la fábrica Cruz Blanca, la fábrica de chocolates El Indio y un largo etcétera.

Sin embargo, la gastronomía sigue apostando por Madrid y donde muchos estuvieron, otros nacerán con fuerza.

Porque Madrid, ese rompeolas de todas las Españas como la denominó Machado, siempre será punto de encuentro. Y allí donde se encuentran las personas, estará la gastronomía y allá donde esté la gastronomía, estará la arquitectura, guardando sus sabores.

Valentín Garal

Experto en innovación, estrategia y diseño. Premio Quórum a diseño de mobiliario, Áccesit INJUVE mejor diseñador joven de España, 3er finalista de Masterchef7. En la actualidad compagino diferentes proyectos de innovación y ámbito gastronómico con la docencia en IE University.

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